Cuál es la importancia de la inteligencia emocional en el trabajo y cómo trabajarla

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Cualquier día de trabajo puede estar cargado de situaciones complicadas en las que los nervios estén a flor de piel, y donde se pueda dar una sucesión de emociones que, de no ser bien gestionadas, afectarán al rendimiento y al clima laboral. Detengámonos en la importancia de la inteligencia emocional en el trabajo y cómo se puede desarrollar para el beneficio de todos.

Qué es la inteligencia emocional

La inteligencia emocional es la capacidad de comprender y manejar las emociones propias y ajenas: la primera y más certera aproximación a este concepto fue realizada por el psicólogo americano Daniel Goleman a finales del siglo pasado.

A través de las páginas de su libro, titulado simplemente Inteligencia Emocional, Goleman mostró al gran público que las emociones necesitan ser manejadas, de igual modo que se emplea la inteligencia tradicional (raciocinio y lógica) para resolver cualquier problema cotidiano o laboral.

Los componentes de la inteligencia emocional

Por qué es importante la inteligencia emocional en el trabajo

Echando la vista atrás, cualquiera de nosotros puede recordar un día cualquiera en el trabajo en el que las emociones han estado a punto de jugarle una mala pasada a nuestros compañeros, o incluso a nosotros mismos.

La importancia de la inteligencia emocional en el trabajo radica en que no conviene «perder la cabeza» y dejar que nuestra parte racional se someta a nuestras emociones: no vamos a negar que, quien más y quien menos, se ha visto envuelto en circunstancias que han propiciado una clara alteración emocional.

¿De qué circunstancias hablamos? Pues de un conflicto de intereses, del choque con el carácter de algún jefe o compañero, de una acumulación de tareas o de un malentendido cualquiera. Todas son situaciones donde las emociones negativas pueden aflorar y entorpecer tanto el desempeño profesional como el clima laboral.

Técnicas para desarrollar la inteligencia emocional dentro del trabajo

Comunicación

Tanto el lenguaje verbal como el corporal dicen mucho de lo que las personas sentimos: presta atención a todos los signos comunicativos de tus interlocutores y aprenderás a anticiparte a las emociones que están sintiendo. Quizás los demás también harán lo mismo contigo.

Motivación

Apelar a las emociones positivas es una buena forma de contrarrestar las negativas: haciendo uso de diversas técnicas de motivación podrás hacer que aflore el positivismo entre tus empleados, y así facilitarles su gestión emocional.

Gamificación

La gamificación no consiste en jugar «porque sí», sino en extraer valiosas enseñanzas de una recreación en clave de juego: mediante procesos de gamificación, tus empleados podrán ejercitar el control de sus emociones en un entorno controlado, lúdico y constructivo.

Hay más técnicas que nos dicen cómo se trabaja la inteligencia emocional y, sin duda, independientemente de las que adoptemos, el mero hecho de tratar de fomentar estas prácticas tendrá una repercusión muy positiva tanto para el ambiente laboral como para el rendimiento de los trabajadores.